miércoles, 4 de noviembre de 2009

Odio mal a la gente que toma interdepartamentales de larga distancia para bajarse a las diez paradas. Los mataría.
Si estoy en Solymar esperando un ómnibus para ir a Atlántida, todos saben que sólo me sirven cuatro: 710, 711, 222 y C4. Genial, dirá usted. Cuatro líneas distintas, de tres compañías distintas. Pues no, señor, resulta que pasan cada cuarenta y cinco minutos y todos juntos. O sea, cada cuarenta y cinco minutos pasa un 710 atrás de un 222 que viene fumándose el caño de escape de un C4. Pero ponele que me la banco... un día entré a internet, me anoté los horarios, y ahora simpemente voy a la hora que sé que pasan.
El problema es, señora de las mil décadas, que hay horarios pico, como todos sabemos. Entonces, hay horarios donde algunas cosas no se pueden tolerar. Como usted sabe, la Costa de Oro es una ciudad adyacente a Montevideo, la siempre llamada Ciudad Dormitorio. La gente trabaja, estudia, visita familiares y amigos en Montevideo y después, en algún momento, vuelven. Por eso, señor de los mil bolsos, a eso de las 13:00 hs todos los ómnibus de retorno de Montevideo, que han hacia el este, vienen hasta las bolas.
Esto quiere decir que: Jamás de los jamases puede tomarse un larga distancia para bajarse a los dos kilómetros. Es una aberración, una falta de sentido común. ¡Señor, si va al Pinar tómese un 214, un 221, un 714, un 700, un 705 o un 7E7R!
Cuando los siento decirle al tipo "uno de 14, por favor" les tiraría con algo por la cabeza. Es más, yo haría una regla que diga que toda aquella persona que se toma un inter larga distancia para bajarse a las veinte cuadras no puede sentarse. Más aún, no pueden ni apretar a alguien en esos pasillos finitos.
Y ahí estamos, a la una de la tarde, haciendo contorsión para dejar bajar al señorito en Montes de Solymar. Y después a las señoritas en el Pinar. Y cuando ellas se paran, recién ahí, se puede sentar la mina que se lo tomó en Montevideo y va hasta Parque del Plata.




Mito.

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